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Por Ramón Saba

Nació en Montecristi el 27 de agosto de 1921 y falleció en Santo Domingo el 20 de diciembre de 1999.

Poeta, pianista, dramaturgo y ensayista. Sobresalió además en la difusión del folklore dominicano y en la educación musical.

Fue merecedor del premio “Orrego Carvallo” por haber sido el  mejor pianista de su promoción en Chile, máximo galardón destinado a los pianistas y que había permanecido desierto durante varios años, luego de haber sido el alumno predilecto de la notable pianista Rosina Renard, con quien realizó una gira por Sudamérica junto al también pianista chileno Armando Palacios. En 1954 gana el Concurso Internacional de las Brigadas Líricas del Uruguay. Obtuvo seis premios anuales de literatura, tres de ellos en poesía, dos en teatro (su obra teatral La Trinitaria Blanca marca el comienzo de una nueva época en el teatro dominicano) y una en narrativa. Fue distinguido en el año 1994 con el Premio Nacional de Literatura otorgado por  la Fundación Corripio y la entonces Secretaría de Estado de Educación Bellas Artes y Cultos. También recibió el Premio Teatral “Tirso de Molina” por su obra Retablo de la Pasión y Muerte de Juana la Loca que confiere el Instituto de Cooperación Iberoamericana en el año 1995.

Rueda fue un integrante tardío de La poesía sorprendida, compartiendo espacio con Franklin Mieses Burgos, Antonio Fernández Spéncer y Mariano Lebrón Saviñón entre otros y tiene la honra de haber sido el  creador del Movimiento Pluralista en el 1974 con sus textos Claves para una poesía plural y Con el Tambor de las Islas. Esa forma pluralista consistía en la incorporación de elementos en  cuyas variaciones, combinaciones y permutaciones se podían construir una enorme cantidad de poemas.

Manuel Rueda fue miembro de número de  la Academia Dominicana de la Lengua,  director del suplemento cultural  Isla abierta del periódico Hoy y director del Conservatorio Nacional de Música. Participó en innumerables recitales como solista tanto con la Orquesta Sinfónica Nacional como con la de Puerto Rico. Actuó en numerosos conciertos en Puerto Rico, Cuba, México, Nueva York. Junto al maestro Manuel Simó, compuso la Primera Misa Quisqueyana. Colaboró con el Obispado de Santiago de los Caballeros en la creación de un Cancionero Litúrgico Dominicano y orquestó canciones con letras de Gabriela Mistral. Fue además Miembro Honorario de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales de la Universidad de Chile; Miembro del patronato rector del Teatro Nacional, Director del Conservatorio Nacional de Santo Domingo y Director del Instituto de Investigaciones Folklóricas de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña.

En literatura se inicia en Chile con su libro de sonetos Las Noches para continuar un trayecto de publicaciones de diferentes géneros entre las que podemos señalar los poemarios Tríptico, La criatura terrestre, Por los mares de la dama, Las edades del viento, Congregación del cuerpo único y Las metamorfosis de Makandal; en teatro La trinitaria blanca, Teatro, El Rey Clinejas y Retablo de la pasión y muerte de Juana la Loca; el cuento Papeles de Sara y otros relato; los ensayos Conocimiento y Poesía en el Folklore, además de  De tierra morena vengo (trabajando en equipo con el escritor Ramón Francisco, el fotógrafo Wilfredo García y el pintor Ramón Oviedo) e inclusive hizo importantes recopilaciones y compilaciones que dieron al traste con obras tales como  Adivinanzas dominicanas, Antología panorámica de la poesía dominicana contemporánea (junto a Lupo Hernández Rueda), Dos siglos de literatura dominicana (s. XIX y XX). Poesía y prosa (En colaboración con José Alcántara Almánzar).

La poesía de Manuel Rueda está muy influida por los postulados sorprendidos. Su poesía tiene una honda preocupación por el hambre y la miseria, ocupándose además de nuestra condición de isla dividida en dos mitades.

Es opinión de Guillermo Piña Contreras que “Rueda es el último innovador en nuestra poesía. Es creador del Pluralismo, corriente literaria que consiste en introducir el pentagrama musical, el grafismo y otros elementos en la poesía. Además se rompe con la lectura lineal del poema y lo hace multilineal. Esta nueva forma artística también es válida para otros género: El cuento, la novela, el teatro y la música:”

Nuestro dramaturgo y actor Iván García Guerra  considera que Manuel Rueda es “un renacentista local.”

Por otra parte el poeta y editor José Alejandro Peña estima que “La poesía de Manuel Rueda tiene muchos lados y filtros diferentes, construcciones cuidadosas, poderosas, amenas, sutiles, inteligentes y un refinamiento envidiable. De toda su obra, prefiero los mejores poemas de Por los mares de la dama y su poema La criatura terrestre. Leyendo sus poemas con esmero, como si, al leerlos, los estuviéramos escribiendo de nuevo, nos puede dar pistas de su indiscutible maestría. Si yo fuera a seleccionar diez poetas dominicanos para mostrarlos al mundo, él ocuparía un lugar entre esos diez.”

La poeta  y promotora cultural infantil Leibi Ng  nos señala dos particularidades de Rueda: “1) Impulsó la literatura infantil y juvenil desde el suplemento Isla Abierta. Alentó a las educadoras Margarita Luciano y Eleanor Grimaldi a mantener un espacio destinado a analizar el género. Publicó cuentos de autores prestigiosos dirigidos a la juventud. En cierta forma, hizo girar las miradas hacia las hadas y los gnomos. 2) En Bienvenida y la noche, aborda la novela histórica (que me encanta) enfatizando con maestría el hecho de que Trujillo era un desclasado y se valió del matrimonio con Bienvenida Ricardo para escamotearle al destino un lugar a la fuerza. Rueda evoca desde su infancia, el entorno familiar y da un retrato magnífico y memorable.”

La exquisita poeta Camelia Michel señala que “Es importante notar su interés por la música sacra. Conjuntamente con el gran maestro y músico dominicano Manuel Simó compuso la “Primera Misa Quisqueyana”. También compuso oratorios y prestó su colaboración al Obispado de Santiago de los Caballeros, en la producción del “Cancionero Litúrgico Dominicano”. Con la poesía plural Rueda abre las cortinas para presentar un verso que rompe con la linealidad tradicional. Sin embargo, en su famosa conferencia de 1972 señala que no se trata de hacer fábula rasa de la tradición poética, sino de compartir espacios con la posibilidad de múltiples lecturas. Y aquí propone el uso de diferentes técnicas, muchas de ellas, propias del ámbito musical. La riqueza de su trabajo, parte pues, de un gran conocimiento de la tradición literaria y poética, de las diferentes vanguardias, y, por supuesto, de su sólida formación musical.

 Es opinión del escritor y crítico Pedro Conde Sturla que”el pluralismo no arrastró simplemente a grupos de admiradores en pos del maestro inimitable, más bien hizo precipitar inquietudes que estaban en el aire, planteando diversas opciones de búsqueda en el terreno de la práctica de la escritura. Su aporte, es decir, se produce específicamente en este sentido de acicate a la exploración –por vía experimental- de las posibilidades de realización del signo poético.”

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS con un soneto de Manuel Rueda:

 

A LA POESIA

Voy hacia ti. Derribo los cerrojos
que guardan tu morada. Entreabro puertas
que dan a salas frías y desiertas
sólo encendidas por celajes rojos.

La memoria me guía, de tus ojos
la luz de tus verdades encubiertas,
y tiemblan celosías casi muertas
cuando voy tras tu soplo y tus sonrojos.

Dónde estás, dónde estás, tú, la que ansío,
forma de mi desvelo y mi vacío
susurrando en mis últimas estancias.

Dura carne de amor en el espejo
donde vives dormida entre distancias
entregándome sólo tu reflejo.

 

saba