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Por Bernardo Jurado

 

Todos debemos tener a un amigo odontólogo, que nos guarde las espaldas, porque pueden llegar a ser crueles en ese momento tan coyuntural, donde estando despiertos no podemos hablar, por tener, (con nuestra autorización), la boca llena de cosas.

Gritamos y nos dicen, que estemos tranquilos, ¡que tampoco es para tanto! Y tienen razón, lo que ocurre es que pasa como en la claustrofobia, creemos que nos podemos ahogar, pero Lolita, me tranquilizaba, me informaba, me sublimaba el dolor en esa especie de terapia ocupacional que significaba ir a su consultorio y además salía bien informado del acontecer del pueblo.

Ayer la llamé y mi amistad con ella y su esposo, continúa intacta y creo que aun mas sentida y hablamos mucho tiempo del país y sus disminuidas gentes y ella es la culpable de este artículo, se lo prometí en honor a los viejos tiempos.

Existen diferentes tipos de piedras y entenderes, “ablandar las piedras “implica despertar compasión, “de piedra “paralizado por el asombro, “La edad de piedra “periodo de la prehistoria donde se usó este material como herramienta, el “mal de piedra” que tiene que ver con la litiasis, principalmente con la renal y la vesicular, “la piedra angular” es la piedra que forma esquina en los edificios sosteniendo dos paredes y otros lo asumen como sinonimia de una gran idea.

La “piedra blanda” referente a una de poca capacidad de compresión y de débil densidad, normalmente es caliza, la “piedra de afilar” que es una suerte de asperón o la “piedra de cal “que es caliza también, fragmentada en trozos pequeños, la “piedra del escándalo” relativo a la persona hecho o palabra motivo de escándalo, la “piedra de toque” que es una variedad de jaspe negro, “piedra filosofal” que es aquella que buscaban los alquimistas para poder transformar los materiales en oro, “piedra fina” utilizadas para la bisutería y demás joyas, la “piedra millar” es una suerte de mojón que se usa para marcar distancias.

Y podríamos seguir hablando y conceptualizando piedras, incluyendo a las preciosas, que es material para un postgrado en gemología, pero hay una que nadie puede conseguir en un país lleno de minería como lo es Venezuela, que es la “segunda piedra”, porque la primera es aquella que se coloca al principio de una obra de construcción, es el primer ladrillo o material , mediante un acto solemne o tal vez este otro concepto es apropiado: “es la primera piedra que se coloca en un edificio notable, siguiendo una ceremonia pública” Venezuela toda, desde la llegada de la revolución Bolivariana está llena de primeras piedras y recuerdo aquella avenida en la Isla de Margarita que comenzaba en un terraplén y terminaba en otro, que no llevaba a ningún lado y que tenía ochocientos metros de longitud, cuya primera piedra fue inaugurada con bombos y platillos por el mismísimo Presidente saliente y que procuró un movimiento televisivo de magnitudes bíblicas pero a la vez usuales en esto de poner piedras. En el país las primeras piedras ya se acabaron y por lo pronto queda a este cronista, la espera por la segunda piedra, que la traerá el otro.

 
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