buzcocho

 

Por Ruth de los Santos

Miami, Florida.- Me costó mucho decidirme, pero aquí les va.

Ustedes (lectores, familiares, colegas  y amigos) saben, que no me gusta hablar de asuntos personales, públicamente; siempre he tenido claro que mi papel como comunicadora, no tiene nada que ver con lo que, como, o la casa donde vivo, o la universidad a la que asiste mi hija, etcétera.

Mi vida personal la he tratado de mantener lo más alejada de mi trabajo posible. Mis hijos nunca asisten conmigo a actividades o compromisos profesionales; y cuando se trata de la parte sentimental, el cuidado ha sido aún mayor.

Creo, que como profesional de la comunicación, me debo al medio (o los medios) que pagan por mis servicios, pero sobre todo, me debo a esos lectores, radioescuchas, o en algunas ocasiones, televidentes, que a lo largo de más de 20 años, han seguido mi carrera, me han criticado, felicitado y observado, por mucho más de dos décadas. Ustedes no me leen para saber si estoy triste o alegre, si mis hijos se enfermaron, o si pasaron de grado.

Entiendo que a los que me han hecho el honor de seguirme, por estas vías de comunicación, por tantos años, les interesa más, saber, quiénes son los congresistas responsables de sacar a sus amigos y familiares de las sombras con una “reforma migratoria”,  o quiénes son los culpables de que sus cheques del seguro social no llegaran a tiempo, debido al “cierre económico del gobierno federal de EEUU”; además, de “por qué en la República Dominicana le están quitando la nacionalidad a tres generaciones de dominicanos, por el simple hecho de ser descendientes de nacionales haitianos”; en fin, de los temas de interés social.

Esta es la segunda ocasión que hago uso de mi posición, para expresar algo personal, que no tiene nada que ver con lo verdaderamente importante para ustedes, y lo haré, para darles las gracias a las cientos de personas que me han expresado su alegría por mi recién matrimonio, con el productor de Radio y TV, Juan Romero “Kandy”.

Agradezco a Dios, ante todo, por la bendición que ha significado este maravilloso ser humano en mi vida, pero para ser justa, tengo que dar las gracias desde lo más profundo de mi alma, a la maravillosa familia de mi esposo, sus tres hijos y sus hermanas, hermanos, sobrinos y nietos, por la reciprocidad, amor y ternura con la que me recibieron y aceptaron, tal como soy, un ser humano con virtudes y defectos, pero sobre todo, una mujer que comparte con ellos, ese profundo amor que sienten por Juan.

A mi madre y hermanas, debo agradecer, además de compartir mi alegría y felicidad, que nunca cuestionaran mi decisión, realmente, son para mí, las joyas más valiosas que cualquiera pueda poseer.

Gracias infinitas a mi jefe, el Doctor, Ramón Ceballo, a mis compañeros de trabajo, colegas y amigos, por su apoyo y solidaridad, y por supuesto, por unirse a nuestra alegría.

Gracias, a los miles de lectores que me han felicitado, a través de mensajes privados y públicos, en las redes sociales, FB, Twitter, y correos electrónicos y textos telefónicos, a todos ustedes: ¡Un millón de gracias!

Pero, también debo pedir públicamente disculpas, a aquellas personas,  que expresaron su pesar, porque no se los comuniqué, antes de que la información se filtrara en las redes sociales; les pido, que por favor entiendan, que era algo muy privado, y que muchas veces no podemos tener control de lo que se publica en las redes. Sé, perfectamente, que ustedes también celebran conmigo, y les estoy eternamente agradecida.

Dios nos da la oportunidad de escoger con quien queremos o deseamos compartir nuestras vidas, y depende de nosotros, si elegimos mal, regular o bien, y como humanos, nos podemos equivocar o acertar en nuestras decisiones. En mi caso, le agradezco al Altísimo, que EL escogió por mí,  y como todo lo que EL hace es perfecto, Juan lo es, con sus virtudes y defectos, pero con mucho amor para dar. Sólo pido que Dios nos de mucha sabiduría, para recorrer este nuevo camino juntos, de la mano, y sentir su paz, aun en medio de la tormenta.

¡Gracias Dios! Y a todos ustedes ¡Un millón de Gracias!