En un encuentro íntimo, Lourdes Vásquez presentó su libro The tango files en la ciudad de Miami. “La presentación la vamos a hacer como la hacíamos en Nueva York, que bautizábamos el libro con vino”,  dijo la poeta, escritora y amante del tango, antes de proceder a echar la bebida sobre uno de los ejemplares.

Con textos cadenciosos Lourdes nos invitó a bailar, a través de la lectura de varios fragmentos del libro publicado, en edición bilingüe, por Edizioni Arcoíris, con prólogo de Claudio Iván Remeseira y con traducción de  Brigida Gentile.

The tango Files ha sido presentado, además, en Roma, Siena, Trieste y en Españ,a en la Fundación Caballero Bonald en Jerez de la frontera, tierra de uno de los tatarabuelos de la escritora.

Fragmento de The tango files

“Recorro las vitrinas junto a Michael, un colega especialista en libros raros.. Quedo prendada del material dedicado al tango.. Allá—al fnal del salón,, a la izquierda—hay recortes de periódicos y portadas de libros con imágenes de compadritos impecables,, con los sombreros de lado y las miradas avispadas  Rememoran el vestuario Zoot City de los pachucos de Los Angeles.

Más tarde busco en los anaqueles de la biblioteca de Rutgers y encuentro la segunda edición de Para las seis cuerdas (1970)) con ilustraciones en acuarela de Héctor Basaldúa. En esta edición Borges elimina la milonga Alguien le dice al tango y añade la Milonga de Albornoz, la Milonga de Manuel Flores y la Milonga de Calandria. El libro incluye un total de trece milongas que imaginan el mundo aquel del compadrito,, el gaucho y el negro.. Yo escojo la Milonga de Jacinto Chiclana porque siento que expone aquello de los hombres de amor y de guerra, de esquina y de cuchillos, de barrios grises y sus mujeres,, aquellas que habitan las casas menos santas. Entonces imagino a San Juan.. Siempre lo imagino. Rememoro los Cuadernos de Poesía del Instituto de Cultura Puertorriqueña y la tradición de nuestras artes gráfcas. Es mi otro referente.. El otro contexto.. Tendría yo unos catorce años cuando y de manera fortuita cayó en mis manos el cuaderno número dos con poesías de Luis Lloréns Torres e ilustraciones de Lorenzo Homar. Las poesías no me interesaron tanto como el grano del papel, el contraste entre el negro de los grabados y el color marfl del fondo.. La tipografía puesta en líneas imaginarias evocando signos antiguos.. Tinta negra en opuesto papel marfil. Cada espacio y letra construyendo el valor simbólico del paratexto: aquella zona entre el texto y el no texto. Cuando descubrí esos cuadernos quise hacerlos mi entorno, mi fantasía, mi casa”.