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Por Glenda Galán 

 En las calles de Miami siempre hay algo que nos sorprende. Que si una lluvia en pleno día de sol, una salsa de Celia Cruz que te vocea ¡Azuca! desde una casa de la Ocho o una hermosa casa que se choca contigo, como la Mansión Curtiss.

No, no es el título de un libro de misterio, es el nombre de una propiedad de los años 20’s que, luego de ser devorada por un incendio, ha sido restaurada y hoy alberga fastuosas celebraciones y eventos.

Di con esta casa cuando iba de regreso a casa, luego de entrevistar a un artista cubano radicado en Miami (¡Qué viga¡, ¿no?) y allí estaba ella, imponente y extraña.

Lo primero que hice fue bajar la velocidad del vehículo para apreciar en detalle la arquitectura tan particular de esta casa, pero la curiosidad fue más poderosa que las ganas de llegar a casa después de un largo día de trabajo.

El artista Máximo Caminero, que me acompañaba fue arrastrado por mí hacia el interior de la edificación amarilla y no se arrepintió de invertir esos minutos que pasamos dentro.

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Roy Rodríguez, contratista a cargo de la restauración, nos cuenta que a causas de un gran incendio, las paredes de la casa quedaron en tan mal estado, que estuvieron por mucho tiempo aguantadas con estructuras metálicas, hasta que la ciudad consiguió los fondos  para realizar el proceso de remozamiento.

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Condiciones en las que quedó la mansión luego del fuego.
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Con su arquitectura tipo Pueblo Revival, originario de Santa Fe, esta casa fue el refugio del pionero de la aviación e inventor,  Glenn Hammond Curtiss, quien solo pudo disfrutarla para vacacionar por 5 años, antes de su muerte.

La casa, ubicada en Miami Lakes, ha provocado muchas leyendas entre algunos de los  habitantes de sus alrededores, quienes aseguran que han sido testigos de apariciones sobrenaturales relacionadas con el dueño original de la propiedad. Esta aura de Misterio no ha impedido que la singular construcción sea cede de grandes celebraciones como bodas, aniversarios y fiestas de quince años, que se llevan a cabo, tanto en su interior, como en los jardines.

Es muy común también ver a algunos fotógrafos captando imágenes con sus cámaras en este hermoso lugar.

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En medio del tour que hicimos dentro de la casa junto a su guía, Joellen Phillips, nos topamos con una vasija que al frotarla, supuestamente, hace que se cumplan tus deseos, ni corta ni peresoza procedimos a frotar el objeto, pues  aunque no creo en esas cosas, una nunca sabe.

Algo que también llamó nuestra atención fueron unas piezas del piso original de la casa, que fueron traídos, en su momento, desde Arizona  y un hermoso banco de piedra que aún espera restauración.

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Antes de despedirnos de las amables personas que nos atendieron, nos detuvimos unos minutos en el jardín para contemplar la casa desde otra perspectiva. Entre las piedras y el verdor que proporciona la vegetación se exhiben bellos rincones en los que fotógrafos, productores y gente que busca hermosas estampas pueden encontrar el escenario perfecto para captar momentos que trasciendan el tiempo en imágenes.

Más que darnos miedo, la casa nos transportó al pasado de Miami, así como a sus detalles únicos que hacen de nuestra ciudad una caja de tesoros para quienes se detienen a observar sus particularidades en las calles.

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