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©Por Glenda Galán

El Doctor José Soto es conocido en los medios de comunicación de Miami por compartir sus conocimientos sobre temas médicos de una manera sencilla y amena y ahora, también, por haberse convertido en el cubano-americano que ha llegado más alto al escalar una montaña. Con él conversamos en su consultorio, donde nos recibe, entre paciente y paciente, para contarnos los pormenores de esta hazaña. En esta jornada el Dr. Soto a demás de cumplir su sueno de escalar el monte también recopiló datos importantes para futuras expediciones y sobe eso también conversamos.

¿Cómo nace la idea de realizar este trayecto?

Hace más de un año estaba viendo la película Everest con mis hijos y les dije “yo creo que puedo hacer esto” y ellos me dijeron que yo estaba muy Viejo y muy gordo. Entonces les dije “eso parece imposible, pero se puede hacer”. No escalé el Everest pero hice una expedición médica al Monte Kala Patthar que es una montaña que está al lado del Everest.

Es la altura más alta a la que ha llegado un cubano.

Sí, exacto.

¿Qué lo motive a hacer este trayecto que como medico usted sabe que no era algo fácil.

Primero fue probar hasta donde yo podía llegar, Ver la capacidad física de un individuo, ver hasta dónde puede llegar. La otra cosa era ver donde están tus barreras psicológicas. Yo sabía que podía aunque es muy difícil, son cinco mil seiscientos metros.

¿Qué lo hacía pensar que usted podía?

EL entrenamiento

¿Usted era montañista?

Sí, había practicado el montañismo antes. De hecho estuve en la República Dominicana, que fue donde me entrené. El Pico Duarte fue la primera ascensión grande que hice (3,087 Mts). El Pico Duarte tienen esa potencialidad tremenda de entrenarte, te enseña a subir. A veces te deja, otras no y entonces hay que esperar o irse y regresar. Allí tuve un guía magnífico llamado Rafael Abreu, que me ayudaba y me vigilaba. Cuando yo creía que se había ido el estaba allá arriba observándome y me decía desde ahí “ya bebió agua?”.

Luego de eso, y de continuar los entrenamientos durante nueve meses más, pues subir el Kala Patthar.

Un montañista una vez me dijo que al igual que alguna gente que se hace tatuajes le da una especie de seguidilla a algunos montañistas le pasa igual en el sentido de que cada vez que suben una montaña, pues luego quieren imponerse una meta más alta ¿Le ha pasado eso a usted?

Yo creo que sí. La montaña tiene el magnetismo increíble de hacer que uno trate de poder llegar, de poder tocar la cima.

Hubo un episodio muy simpático de su entrenamiento en el Mall de Aventura.

Sí, allí yo entrenaba subiendo las escaleras con una mochila puesta y la seguridad del mall me preguntó que si yo estaba bien, pero claro se referían a mi mente, no a mi estado físico. Les expliqué que como Miami es plano estaba entrenando subiendo y bajando las escaleras del centro comercial para mi travesía. Ellos entonces me felicitaron. Yo subía unas veinte veces los seis pisos del Mall.

En la zona del Everest se reían de mí los montañistas, me decían “Oye, este es de la playa y mira cómo no le pasa nada”.

¿Qué es importante tener en cuanta a la hora de entrenar para una hazaña como esta?

Yo le doy las gracias a los consejos de la gran estrella del deporte mundial, Sammy Sosa. A ese gran dominicano le agradezco mucho porque es mi amigo y me guió en muchas cosas del entrenamiento. Me dijo “Esto es mucho aeróbico y se necesita mucha capacidad”. Sus consejos los tome como de la persona que más sabe de eso, porque él es un gran deportista que todavía entrena todos los días. En todo lo que me dijo tuvo la razón.

La parte psicológica es también importante. Todo en el ascenso va ligado a la preparación psicológica. Mira, yo me compré un chocolate en un viaje que hice a París y lo guardé para comerlo allá en la montaña. Eso, cuando te lo estas comiendo te da fuerza, pues te dices” Esto me lo compré hace tiempo para esto”.

Luego de todo este entrenamiento, ¿cuáles eran sus pensamientos cuando por fin se vio al pie del Monte Kala Patthar?

Se piensa mucho en los amigos, en la familia, en esas memorias esenciales que uno tiene. Todo el tiempo se está subiendo. Muy pocos tramos son planos y muy pocos bajadas. A veces tienes que bajar para volver a subir más. Y a veces, cuando vienes de egreso, tienes que subir tramos para después seguir bajando.

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El montañista dominicano Karim Mella me comentaba que a veces la bajada es más peligrosa, ¿fue esa su experiencia?

Sí. La mayoría de los accidentes son en la bajada. Cuando vienes de regreso ya estas cansado. También estas luchando contra la gravedad yendo hacia abajo y te puedes resbalar, doblarte un tobillo. Esto puede ser mortal porque si no llevas los equipos necesarios una torcedura puede significar la muerte allá arriba. Pero cuando tienes la capacidad y la decisión todo eso lo vas poniendo en un segundo plano y dices “vamos a hacerlo”.

¿Qué se necesita para que una persona como yo, por ejemplo, pueda llegar hasta donde usted llegó?

Se necesita voluntad, consistencia en los entrenamientos y preparación psicológica. Saber decir que sí cuando tu cuerpo y las circunstancias te dicen que no. Para eso hay formas y fases de entrenamiento. Es el esfuerzo adicional, que cuando ya tu piensa que terminaste tu entrenamiento, tratar de hacer un poco más. Esa persistencia, esa capacidad es lo que en la montaña te lleva al final.

¿Cuál fue su impresión al ver ese paisaje impresionante que nunca había contemplado?

Es algo impresionante. Tu no puedes imaginarte que eso existe y que el mundo es tan alto y tan grande, por más que hayas visto montañas o edificios grandes en NY. Si uno pone doce rascacielos uno arriba del otro eso solo equivale a la base del Everest y tres kilómetros más arribas entonces está la cima. Todo eso con poco oxígeno.

¿En algún momento del trayecto usted sintió que su vida corría peligro?

Sí. Sientes el peligro en las zonas que resbalan, en zonas rocosas.

¿Y en su organismo sintió algún cambio que lo preocupara como medico?

Sí, sentí taquicardia, falta de aire sentado y hablando ( A mí me bajó el oxígeno a un 70%). Ahí las oraciones son cortas y siempre estas jadeando.

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¿Le llegó el momento de preguntarse: ¿Qué hago yo aquí?

Sí, y uno se prepara para eso. Luego te dices “estoy aquí porque esto me encanta, porque tengo un propósito”. Me pasó dos veces: el segundo día y el quinto día. Eso te pasa porque estas agotado, con hambre y falta de energía y siempre hay una posición más cómoda. Entonces hay momentos en los que hay que descansar, recuperarse y dar tiempo de similar las proteínas. Uno se enfoca entonces en lo que te gusta de la montaña.

Esta expedición no solo lo convierte en el cubano que más alto ha escalado en una montaña, sino que también le proporcionó datos importancia para otros montañista ¿Puede compartir algunos de esos datos que recopiló en su ascenso a la montaña?

Algo interesante es que encontré sobre el pulso del corazón, es que, lejos de lo que uno piensa, el corazón se acelera más abajo y se desacelera arriba. Precisamente por falta de oxígeno. Lo que sí sucede es que te agotas más rápido arriba. Para que te agotes abajo el pulso debe estar en 150 y arriba te agotas con 120 de pulso.

La otra cosa que encontré es que si mantienes un pulso constantemente bajo, no te pasa nada. Por lo menos es lo que experimenté. No me dio falta de aire, no me dio mal de altura. Me recuperé bien del agotamiento normal y me adapté bien manteniendo un sistema de baja intensidad. Ir a un paso que no vayas muy rápido. Esto llevado a números en medicina es muy importante.

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¿Cuando llegó a la cima, qué fue lo primero que pensó?

Te sientes solo, te viene todo arriba. A mi me dieron ganas de llorar y uno se siente que pasó un umbral.

¿Qué significó bajar?

Significó el regreso a casa, volver con los míos. Volver con el sabor de la victoria.

Imagino que los primeros días de su llegada hubo muchas manifestaciones de afecto y celebraciones. Pero luego de que han pasado varias semanas y todo está en calma, cuando mira atrás, ¿qué le ha dejado esta experiencia?

Tranquilidad. Me siento bien. Me siento con mucha energía y que logré algo que quería hacer.

¿Qué significaron las redes sociales en esta travesía?

Fueron muy importantes porque tu estas allá lejos, yo que no hablo nepalés, recibía el apoyo de la gente. Veía los mensajes que me enviaban diciéndome “dale que tú sí puedes, pa’rriba” es tremendo eso.

¿Cómo siente usted que lo miran sus hijos ahora, luego de que le habían dicho que usted no podría?

Ahora dicen que están más orgullosos de mí. Me dicen “Wao, lo lograste”. Yo les digo a modo de broma “O sea que si no logro esto no estarían orgullosos?” Ellos han aprendido una lección: Que se pueden hacer las cosas, que se puede llegar .

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