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©Por Glenda Galán

Cantautora, investigadora de ritmos folclóricos dominicanos y una mujer llena de talento, eso es, entre muchas otras cosas, Irka Mateo. Con ella quedé en juntarme en Word Up Community Bookshop del Alto Manhatan, donde conversamos sobre su vida profesional en Nueva York, ciudad en la que reside hace casi una década.

Con Irka, me siento de inmediato, como si hablara con una amiga de antaño, quizás porque mientras vivía en Santo Domingo la veía subir y bajar de su apartamento, cada vez que yo visitaba a mi hermana en el mismo edificio. Fueron muchas las veces que desde su hogar todo se volvió música en Evaristo Morales.

Luego, viviendo yo en Miami, nos juntamos en Lincoln Road, donde nació la idea de entrevistarla. Varios años más tarde nos volvemos a encontrar y tengo la oportunidad de gozar cada segundo de este memorable encuentro.

– ¿Qué te ha dado la ciudad de Nueva York como artista?

¡Me ha dado tantas cosas maravillosas¡ como la oportunidad de hacer un disco nuevo con artistas maravillosos que también radican aquí. Me ha dado la oportunidad de tocar en sitios increíbles y con una audiencia muy diversa. También me ha permitido dar clases sobre cultura taína, talleres a niños y adolescentes.

-¿Qué labores realizas en el Museo Nacional del indio americano?

– Desde que llegué a Estados Unidos trabajo allí como educadora y he desarrollado muchos proyectos que giran al rededor de la cultura taina.

-¿Qué has descubierto en tus investigaciones sobre los taínos que no esperabas?

-Que la cultura está más viva que lo que la gente se piensa. Hemos podido mantener mucha de la manera de vivir de los Tainos, de la cultura material y de la religiosidad. En cuanto a la religiosidad, por ejemplo, sigue en pie lo que se llama Agua dulce y Junta las piedras. Hay una inmensidad de cultura taina en nuestros campos que es impresionante.

-Esto también ha permeado tu arte.

-Sí, claro. Todo mi arte se basa al rededor de la música folclórica dominicana que también es uno de mis grande pilares, ya sea la música de percusión dominicana (todo lo que son los palos, de las salves, la zarandunga) o también de la música folklórica de acordeón como la comarca que se toca a Liborio Mateo. También los ritmos que son más sociales como la mangulina, el carabiné y el merengue sureño. Todo esto ha sido el pilar de mi música original y también el rescate de la cultura taina. De ella también hablo en las canciones.

Yo hago una fusión de ritmos africanos, por ejemplo de los congos de Villa Mella, pero las letras hablan de los tainos. O sea, todo lo que nosotros somos, este sincretismo de todas esas razas.

-¿Cómo ves la preservación de la cultura taina en nuestro país?

-Realmente no se le hace mucho caso a eso porque se ha olvidado. Se ha olvidado porque en las crónicas se dice que todo eso desapareció, que los mataron a todos y que ya no sobrevive nada. Falta ir un poco más allá y seguir investigando qué hay más atrás de todo eso con un pensamiento critico, que es lo que han hecho muchos investigadores extranjeros como Lynne Guitar que estuvo en Santo Domingo por muchos años. También investigadores como Jorge Estévez que está en el Museo del indio Americano, conmigo. Somos un grupo que ha ido más allá cuestionándonos esto.

Para ponerte un ejemplo, una vez yo estaba en el campo y por estar preguntando y preguntando, tengo un video que filmé con mi celular de un ritual que todavía está vigente, donde se entierra el dios de la yuca, que es yuca Yucahu-Bagua- Maorocoti, cuando se van a sembrar los conucos.

Este ritual consiste en enterrar una escultura en forma de triángulo, que seguro algunos han visto en el museo, y hacer oraciones, se hace una cuevita y cuando se recoge la yuca, nueve meses más tarde, se recoge a Yucahu y se pone en su altar. Eso ha sobrevivido quinientos y pico de años.

Ya tu te imagines, otras cosas que no son tan específicas y secretas como la religiosidad, que también han sobrevivido y eso nosotros lo tenemos en los campos.

Pero se ha descartado porque no se ha escudriñado lo suficiente.

-Cuando te conocí vivías en el mismo edificio de mi hermana y siempre veía a Luis Días por tu casa ¿Qué recuerdo tienes de él?

-Recuerdo cuando llegué a Santo Domingo en el ochenta y cinco, luego de muchos años de viaje, en los que hice varias investigaciones, que Luis me llevó a Villa Mella a oír los congos, nosotros teníamos un cuadernito y él me decía “mira, eso que ellos están tocando es cumbá y eso se toca para la viuda”. O sea recuerdo a Luis siendo mi mentor en los campos dominicanos.

-Si te diera a elegir un instrumento, ¿qué instrumento serías tú?

-El mayouacán, que es el tambor taino, y la maraca.

-¿Porqué serías la maraca?

-Por que es un instrumento que nos lo dio nuestra diosa madre Atabeira. Es la diosa de las mujeres, del nacimiento, del agua, de la luna. Ella nos dio este instrumento para llamar a los ancestros.

-¿Qué ha sido lo más maravillosos que te ha sucedido en esta ciudad?

-Muchas cosas maravillosas me han sucedido, por ejemplo la oportunidad de difundir la cultura taina en el museo. Más de 18 mil personas, entre niños y adultos de todas partes del mundo, se han beneficiado de nuestro programa en los años que tengo allí. También estar ahí todas las semanas cantando con los niños, al tiempo que aprenden a saludar en taino. Otra de las cosas maravillosas que me han sucedido es la oportunidad de trabajar, durante nueve años, con el Consejo de las artes de Brooklyn. Estoy enseñando los ritmos afroamericanos en las escuelas en programas interactivos. Son muchos los niños que han tenido ya la oportunidad de tocar un tambor dominicano.

Por otro lado, he podido trabajar con productores maravillosos con los que he hecho la música original mía que sale de la raíz, del corazón del pueblo dominicano.

-Háblame de tu más reciente trabajo musical.

-Este año he sacaré un nuevo CD que se llama Vamo a gozá, es un disco que se basa en los ritmos de acordeón dominicano, que contiene canciones muy alegres que vienen del carabiné de la mangulina, de la comarca y que también hace un encuentro con las otras músicas de acordeón de Latinoamérica. Es algo que para mí es muy importante. Estar en Nueva York me ha hecho crecer el corazón y no solamente sentirme dominicana, sino caribeña y latinoamericana y eso lo estoy reflejando en este disco.

-¿Hasta cuándo vas a seguir investigando?

-Bueno eso no tiene fin porque esa es mi misión. Me gusta al igual que el arte y van paralelos pues es un todo. Es una manera de vivir. La raíz taina, la raíz africana y lo que tenemos de españoles nos permite saber quienes somos nosotros, los dominicanos. Aunque lo que más me atrae es esa raíz primigenia.

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