cor

Para los dominicanos, febrero llega repleto de corazones y banderas, entre el salitre y el bullicio de una ciudad que se eleva a costa de mano de obra barata y que crece gracias a la poca planificación familiar de masas que paren como conejos. ?Pero cómo no parir si los encargados de llevar educación a la población se han dedicado a robar los recursos destinados a estos menesteres?

Es poco lo que tengo que decir sobre el  14 de febrero, día en que los enamorados, amantes, esposos, lovers, cuchicuchis, terroncitos de azúcar, cochitaprechochas y todo tipo de nombre envuelto en miel, regalan a quienes les quitan el sueño sus rosas, peluches, joyas, bombones y cuanto lazo rojo y tarjetas aguante el aficie.

Para otros,  es un día de vestirse de negro y de repetir la muy conocida frase: “El 14 de febrero es un día comercial,  el amor se da cada día en un beso, en la forma de actuar…blá, blá, blá”…en fin, que los que reciban o den regalos, que disfruten su San Valentín y los que no quieren regalar o recibir regalos, que no los reciban ni los den. El que quiera recibir regalos y no tenga quien le regale, pues que se compre una cajita de chocolates y saboree el no tener que  lidiar con una pareja, algo que también debe tener sus encantos.

Del rojo y del negro, pasamos al azul y rojo del 27 de febrero, día en que se celebra la independencia nacional dominicana, del que no quisiera decir mucho, ya que como van las cosas en la isla, tengo miedo de mencionar las palabras patria, bandera o nación, que deberían referirnos a unidad, alegría y respeto, pero que lamentablemente han ido adquiriendo un sabor cada vez más amargo. Sabor que proviene de los insultos de quienes se auto denominan “patriotas” y los que han sido declarados “anti patriotas”, en torno a temas que van desde una sentencia del Tribunal Supremo de la República Dominicana, hasta un premio literario a Mario Vargas Llosa, todo entra en ese asunto.

En este sentido, siento tristeza al ver  a un pueblo que agoniza entre tanta corrupción e impunidad, disputándose la herencia de quién es digno o no para ser representado por una bandera, quién puede llevar o no el título de “dominicano”, quién debe ser llamado “nacionalista” o “nazionalista”…asigún la conveniencia.

Es curioso que una bandera mueva más pasiones que la misma gente a la que representa ese símbolo patrio, es duro comprobar que en pleno siglo XXI la libertad de expresión y de pensamiento, sean objeto de que algunos grupos se sientan con el derecho de querer administrarlas a su conveniencia, desviando la atención del antipatriotismo que supone el robarle a sus propios coterráneos, cobrando en cargos para los cuales no se está preparado, pagando botellas, comprando prensa, y si sigo la lista no acabo…¡Ay Odebrecht!

Es curioso que el presidente dominicano no se dirija a la nación más a menudo para explicar sus planes y las acciones que tomará para frenar la corrupción, la inseguridad que viven los ciudadanos y sobre todo las medidas que tomará su administración para erradicar la impunidad, que es un veneno que nos va matando como sociedad. No es posible que un presidente se de el lujo de hablar solo los 27 de febrero. El pueblo ha  marchado, ha firmado libros para exigir el fin de la corrupción. Ya que no marchó junto a los ciudadanos esperemos lo que tiene que decir en su discurso del mes de la patria. El silencio marea, pero también desespera, no se equivoque Sr. Medina.

En este mes de amores y patria llegan a mi mente cantos y poemas que aprendí en la escuela. Mi mi decepción en nuestros dirigentes políticos y en los que aún no se dan cuenta que deben exigir un mejor país, me hacen desafinar. Que linda en el tope estas dominicana bandera, que mal te ves República Dominicana sumida en la corrupción e  impunidad. Quién te viera, quien te viera…