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El escritor José Ignacio Valenzuela “El Chascas” nos visitó recientemente en  Dominicana en Miami en la radio, donde pudimos conversar sobre algunos temas de interés en torno a su trabajo como escritor y guionista de telenovelas, así como también de  Malaluna, su más reciente novela, que según el escritor chileno, es el libro cero de la la Trilogía del Malamor, que tánto éxito ha tenido en Latinoamérica.

¿Cómo ha influenciado en tu trabajo literario el vivir en una ciudad como Miami?

Creo que Miami le ha dado a lo que escribo una especie de “cosmopolitismo”. Miami es como un resumen de Latinoamérica, aquí tienes un amigo cubano, comes dominicano, bailas colombiano, y eso no se da en todas partes. Mis historias se han hecho más universales, hay más situaciones culturales simultáneas.

 • ¿Cómo ha sido la experiencia de escribir para jóvenes?

Yo nunca he escrito para jóvenes, en realidad nunca he escrito para nadie. De pronto hay temas que eme asaltan, toman mi cabeza y me empiezan a obsesionarme, y de pronto descubro que esos son temas que pueden interesarles más a los jóvenes que a los adultos.

•La Trilogía del Malamor ha sido todo un fenómeno.

Sí, curiosamente cuando escribí el libro numero uno de la Trilogía del Malamor yo se lo envié a mi editora de adultos y ella es quien me dice: “Esto lo vamos a sacar en la etiqueta juvenil”.

Impactado, yo le dije a mi editora: ” “Pero es que yo nunca he escrito para jóvenes” y ella me respondió: “Pues te felicito, acabas de escribir tu primer libro para jóvenes”.

Cuando uno está escribiendo uno está tan enajenado escribiendo que no tienes idea ni de cómo te llamas, mucho menos estas pensando en el target, audiencia, lectores. Yo pienso en el tema y en entenderme yo.

Y como dices, La trilogía del Malamor ha sido un impacto que me cambió la vida.

• ¿Sabes cuántos libros lleva vendida la Trilogía del Malamor?

Imposible saberlo, el libro lleva en algunos países cinco ediciones, en otro tres, se encentar en e-book, audiolibro e incluso supe que lo habían pirateado en México.

• ¿Cómo te sientes con eso del pirateo? Debe provocar sentimientos encontrados, pues por un lado no recibes beneficios por un trabajo que has realizado, pero por otro lado te están leyendo.

Es un sentimiento muy extraño. No puedo evitar conectarme con mis tiempos de estudiante de literatura, en los que no tenía un peso y  tenía que elegir: “o almuerzo o me compro el libro para el examen”. Por lo tanto puedo entender esto en una sociedad donde los impuestos a los libros son tan altos. Pero como dices, son sentimientos encontrados porque también hay un trabajo grande hecho por las editoriales  que no cobran cuando esto pasa. Por otro lado, se piratea lo que funciona… entonces es una situación bien extraña.

• Has dicho en otras ocasiones que escribir es como desnudarse, ¿cómo ha sido esa experiencia de “desnudarte”?

Para mí es hacer un striptease muy fuerte, hay varios libros con los que he hecho striptease, uno es El filo de tu vida el otro es Salida de emergencia y también La mujer infinita. Son tres libros con los que más que mirar hacia afuera miré hacia adentro y casi sin darme cuenta expuse situaciones mías. Al leerlo tiempo después me sentí como si estuviera desnudo en la Palmeto a la hora de más tráfico. Era una exposición muy fuerte de lo que uno piensa siente y vive. Pienso que en todo texto siempre hay algo de streptease  del escritor en él.

 •Has tenido una gran carrera como escritor, pero también como guionista. ¿Cómo te sientes al saber por ejemplo que una novela tuya la ven en el mundo miles de millones de personas?

Se calcula que La Casa de Al lado la vieron unos tres mil millones de tele espectadores en 108 países. Si te soy muy honesto más que ego, me da un sentido de responsabilidad social muy grande, porque si tienes un micrófono y le llegas a tres mil millones de telespectadores, pues más vale que sepas lo que estas diciendo. Puede ser muy grave lo que dices si lo dices mal, o si lo dices sin saber y sin responsabilidad. En ese sentido para mí la telenovela es un medio de exploración social donde hay una responsabilidad bestial de parte del escritor, en cuanto a qué vas a decir y  cómo lo vas a decir. La televisión es un medio gratuito y penetra en todos los estratos sociales, en todas las edades, en todos los hogares del planeta.

En un momento, esa responsabilidad me paralizaba, me ponía muy nervioso, yo no sabía si quería tener esa responsabilidad. Hoy en día puedo decirte que enfrento la telenovela y enfrento ese nivel de masividad con mucha humildad y con mucha responsabilidad, sabiendo que lo que estoy diciendo lo puedo justificar.

• ¿Cómo enfrentas tú a quienes menosprecian el género de la telenovela, entre ellos algunos escritores?

Yo me enfrenté a eso sobre todo cuando estaba en la universidad estudiando literatura, donde yo era como el consentido de la facultad, porque el primer año me gané la beca de honor y  gané algunos concursos, entonces yo era como el favorito de mis profesores.  Cuando empecé el segundo año de la universidad escribí mi primera telenovela y fue terrible, porque la mitad de mis profesores me dejaron de hablar hubo algunos que incluso no me dejaban entrar al salón de clases y yo tenía que tomar el examen parado afuera en el pasillo; porque, ¿Cómo iba a entrar a clases de una prestigiosa universidad chilena un escritor de telenovelas?

Entonces durante muchos años lo pasé muy mal, pues me encanta escribir telenovelas y yo ocupo las mismas neuronas para escribir un libro que para escribir una telenovela. Dentro de mi cabeza no hay ninguna diferencia en cuanto a estructura o  los personajes, por ejemplo.

Hoy en día te puedo decir que me importa un comino lo que la gente piense de mí. Yo tengo clarísimo lo que las telenovelas significan para mí y tengo clarísimo que no todas las personas pueden sentarse a escribir una telenovela, por lo tanto es un motivo de orgullo tener uno la posibilidad de poder escribirlas y tener la difusión que tengo.

Se que la gran mayoría de mis colegas deben mirarme con un recelo y un desprecio espantoso, deben minimizar lo que yo hago, algo que honestamente me resbala como si tuviera aceite en el cuerpo.

•¿Cómo percibes el ambiente literario de Miami en la actualidad?

Pues mira, en el año 2000 yo viví en Miami como seis meses, de los cuales cuatro lloré amargamente porque no había punto literario en esta ciudad. No había casi librerías, lanzamientos de libros. Era todo muy limitado y para un recién llegado llegar a las cosas que había era muy difícil y la diversidad de Miami era mínima.

Cuando volví a Miami hace cuatro años, volví con ese prejuicio absurdo que venía de mi experiencia anterior. Y me tuve que tragar mi prejuicio completito. Estoy impactado de cómo Miami se ha convertido en estos últimos años en una especie de capital cultural en Estados Unidos.

La diversidad teatral de Miami y la cantidad de actividades literarias, los estivales e cine que se están haciendo es increíble. En Miami yo trabajo como escritor más que en otro lugar de Estados Unidos. Estoy fascinado, por eso estoy feliz de vivir acá.

• ¿Cuál ha sido tu mayor satisfacción como escritor en todos estos años en los que te has dedicado a la literatura?

Creo que en mi trabajo literario mi mayor satisfacción me la ha dado la Trilogía del Marlamor, a la que espero que se sume Malaluna, pues este nuevo libro es como el libro cero de la Trilogía. Y te digo esto porque la Trilogía del Malamor me ha permitido hacer una gira literaria en toda Latinoamérica que lleva ya cuatro años. El mayor piropo que me han dado con esta Trilogía del malamor es que muchos jóvenes me han comentado que antes no les gustaba leer y que no han podido parar de leer la trilogía. Eso para un escritor es el mayor piropo, que alguien que no lee, se entusiasme con las letras por algo que tú escribiste. No hay mejor piropo.

Al terminar la entrevista le doy las gracias a José Ignacio por dedicar este tiempo a conversar con nosotros y le expreso mi admiración por su perseverancia en todos estos años en los que ha escrito meas de 18 libros y unas 15 telenovelas, a lo que él me responde:

-Yo no creo en la inspiración, yo creo en el rigor, en el oficio y en la disciplina. Yo escribo todos los días aunque no tenga ganas, porque esa es mi profesión. Yo imagino que no todos los días un taxista tendrá ganas de hacer su trabajo, así como un ingeniero, o un dentista, pero hacen su trabajo. Así mismo un escritor no puede sentarse a que una señorita llamada musa te sople ideas, uno tiene que sentarse todos los días a escribir.