foto2©Por Glenda Galán

Inspirado en la obra del pintor Armando Reverón, el poeta venezolano Juan Luis Landaeta  plasma intensas imágenes de luz en su nuevo libro “Litoral Central”, obra que presentará en Miami junto a Raquel  Abend Van Dalen, el miércoles 5 de agosto a partir de las 6:00 P.M. en Books and Books de Coral Gables.

Landaeta, que desde hace unos años reside en Nueva York, crea un trayecto de luz en este libro, con poemas que dibujan un recorrido audaz hacia lo humano. Conversar con él ha sido una experiencia interesante, pues con la oleada de venezolanos que ha llegado a Miami en los últimos años, uno tiene la impresión de que platica con algún vecino o amigo cercano, y es que su calidez, propicia una charla que se aleja de lo superficial, en la que comparte su mundo interior en cada una de sus respuestas.

•Cuéntame sobre la experiencia de dejar tu país e instalarte en Nueva York, ¿Cómo ha permeado esta ciudad tu poesía?

-Llegué a Nueva York y a Estados Unidos de la misma forma: para cursar la Maestría de Escritura Creativa en Español ofrecida por New York University. La verdad es que Nueva York está constituida principalmente por lo que “no es” de Nueva York. La cultura, los idiomas, las distintas ciudades que componen sus calles, son siempre una exposición contundente. La verdad es que venía de una situación personal tan hostil, que lo menos que podía causarme este nuevo sitio era vértigo. Como vine a estudiar, el frenesí típico de esos incentivos devino en múltiples intereses, arte, manifestaciones plásticas. Aquí, si descubres a Brancusi una mañana, puedes ir a ver una escultura suya en la tarde. La vastedad del acceso es lo que puede haber influenciado no lo que escribo, sino lo que vivo. A través de esa experiencia es el individuo el que se ve permeado, es difícil mantener la misma concepción de cualquier hecho o cosa después de estar expuesto a tantos cambios, visiones. Nueva York permite tener muchas vidas a diario.

•Comentas en una entrevista que para ti Nueva York era inabordable, ¿cómo has logrado que  NY se convierta en “tu patio”?

Luego de esta pregunta, Juan Luis se ríe y prosigue la conversación.

-Eso es un guiño, lo digo porque los patios están vinculados a la familiaridad, la cercanía de cualquier espacio que frecuentemos a diario. Una consecuencia inmediata del contacto frecuente con algo es que desaparezca para nosotros. Hay un día en que Union Square pasa a ser la estación que tomas todos los días para volver a casa. La verdad es que esa percepción es muy fácil de derribar. Basta con detenerse un instante y mirar a los lados para saber que es imposible domar a esa fiera. Cuando comenté que era inabordable no me refería solo a Nueva York, creo que en esa misma ocasión comenté que “el extranjero”, todo lo que estuviera fuera de Venezuela, era para mí una sola pieza. No había viajado nunca fuera de mi país hasta que me vine. Todavía me asombra no estar allá.

•Me llama mucho esta estrofa del poema “La Costa”, pues hablas “del patio”, al igual que lo hiciste en una entrevista que te hicieron previamente. Quisiera que me hables sobre ese lugar físico o interior que nombras con esa palabra.

“literal esbozo que sube

hasta mi boca

para decir final de la línea en el rumor

de nuestro patio”.

-Me parece muy interesante esa observación. Sabrás que argumentar esas tramas es sumamente difícil y engañoso. Al fin y al cabo, todas las lecturas lo son. Creo que ese texto está orientado hacia la sensación de frontera que divide en una línea, como del horizonte o la marea, el punto en que un individuo está inmerso en algo. Por ejemplo, en una costa, ésta es en sí un borde. Luego una persona, en ella, se ve invadida por la diferenciación que ese encuentro persigue, supongamos, el agua en el pecho. Aun así, tomadas ambas imágenes por la fuerza del sol y la luz, que hace visible la escena. Cuando dice del patio un “rumor” implica lo difuso que todos esos límites se tornan. Lo próximo, lo lejano.

•Para vivir en Nueva York se necesita: yo creo que con todo lo que esta ciudad tiene que decir y dice, una de las principales cosas que se necesita es silencio. Hacer todo el silencio que sea posible para que la nitidez emerja.

•Un libro memorable es: cualquiera que persista en la memoria. Con el tiempo las únicas cosas trascendentes son las que vencen al olvido. No importa si es el Quijote o un remoto cuento cuyo título olvidamos.

•La literatura sirve para: no creo que tenga un fin específico. La experiencia emocional y estética que ofrece la literatura, como todo el arte, es innegable. De allí, a precisar un “para” me parece que hay un salto abismal. Más que de la literatura, diría del arte que es inevitable. Si tuviera que elegir una sola palabra diría: “vernos”. El arte sirve para vernos.

•Cuéntame sobre tu libro Litoral Central. ¿Cómo nace el título y cómo está estructurado?

-Lo curioso del título es que debía ser evidente para mí. Todos los textos que componen el libro están motivados por la imagen de la luz y por una lectura (muy personal) de la obra del pintor Armando Reverón. Reverón pasó buena parte de su vida en una zona norte de Venezuela llamada Macuto, que tiene frente a sí al mar Caribe. Construyó el “Castillete” desde donde pintó y vivió. Por mucho tiempo, el título era homónimo a uno de sus cuadros, cosa que nunca me convenció.

Fue leyendo una novela del escritor argentino Sergio Chejfec (Baroni: un viaje) quien en ese momento era mi profesor, que reparé en que se refería a esa zona como Litoral central, que es en efecto, el nombre geográfico que ese espacio tiene. Era de manual, de mapa de escuela. Apenas lo leí (Chejfec además, aludía a Reverón en esa línea) supe que ese sería el título. En principio todos los textos estaban referidos a un vuelo. Luego descubrí que ese vuelo era el de los rayos de luz y que los pájaros que se avistaban, eran los rayos. Con esa premisa y la fascinación por la obra del genial pintor, emprendí ese rumbo.

•Como caribeña me llama la atención ese sol al que haces referencia en uno de tus poemas, que es capaz de desvanecer el “yo” en nuestra cultura, provocando la locura y la fragmentación. ¿Podrías hablarme sobre este poema y sobre ese sol?

-Tal cual. Tomo esas dos palabras: fragmentación y locura. Sin omitir la razón, que desde siempre ha estado asociada con “arrojar luz” o recibirla en la contundencia de un rayo (por lo súbita, supongo). Es muy interesante este asunto, porque la luz, en exceso, puede enceguecer. La extrema iluminación se parece a la oscuridad neta. Creo que la disolución del yo tiene que ver con el efecto casi alucinado que causa exponerse a la incidencia recta, profunda, solar de las orillas. Frente al mar no podemos sino ser eso, seres frente al mar. Uno más. Esa vuelta a la sensación elemental es un cometido. Es como si el mundo, a través de esos destellos, se inventara todo, a diario. Cuando en una hoja llega la luz, esa hoja aparece para nosotros. La fragmentación ocurre por una descomposición. Reverón llevó esa síntesis de sombras a un punto genial. Los lienzos del periodo sepia y blanco dan cuenta de ello. Apenas mundo, apenas rama, apenas litoral, pero allí están. Está todo.

¿Qué opinas del mundo editorial de nuestros días, en cuanto a la auto publicación y el papel que juegan los sellos editoriales?

-Bueno, esa situación exige sobre todo, una actitud frente a esa libertad. Hace poco leí que esa situación de auto publicación era lo más parecido a la democracia que estaba ocurriendo. No sé si eso es cierto, pero es verdadero que quizás estamos en el momento en que más libros se publican de nuestra historia. Miles, miles. La crítica se desvanece en un espectro en que no hace falta la “autorización” de ninguna voz para publicar. Todos los nuevos medios permiten prescindir del antiguo “sistema” ceñido a editoriales y librerías. Allí está Amazon y todo lo que sabemos. Igual pasa con los Blogs. Cualquier escritor puede darse a conocer sin pedir ni imprimir una página. Todo está en los lectores. Asumo que cada quien buscará lo que le interese y con suerte, lo encontrará. Yo personalmente, creo que a veces, tener tantas opciones es igual a no tener ninguna.

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 ¿Cómo evalúas tu experiencia como editor asociado de la revista ViceVersa?

– ViceVersa se ha convertido en una plataforma muy grande y creciente, de talentos. Actualmente, ya por cumplir un año, contamos con casi 200 colaboradores en todas nuestras secciones. Desde Buenos Aires a Miami, de Miami a Nueva York, de Londres a Madrid. Lo que empezó mostrando lo tremendamente positiva que está siendo la inmigración latinoamericana en Estados Unidos y el Mundo, hoy día es una plataforma de talentos y pensamiento. Crónicas, Opinión, Fotografía, Escritura Creativa, Collage, Entrevistas. La vocación y el espíritu de la revista es la excelencia, en todos sus ámbitos. Para mí ha sido un honor y una pasión ver crecer a la comunidad y encontrarme semana a semana con una excelente entrega de la revista.

 ¿Qué opinas sobre la literatura que se produce en español en Estados Unidos en estos momentos, ¿tiene un peso importante?

-Sí, pero porque todas las manifestaciones reales lo son. Con reales me refiero a verídicas, no a un carrusel de vanidades y egos en una feria de atracciones. Siempre va a ser importante que un escritor, esté donde esté se incline ante su escritorio a intentar una página. Ese hecho no puede ser más relevante si ocurre en Los Ángeles a si ocurre en Nairobi. Es muy difícil decir que una “era” ha tenido más peso que otra porque todo el tiempo ocurren cosas maravillosas en todas partes, no siempre transmitidas y no siempre comunicadas. Debe haber decenas de Picassos en China. De pronto en el Caribe o en algún lugar de Iowa hay otro Lezama Lima del que nadie sabe. En Nueva York, siempre ha habido escritores escribiendo en español. Desde el Coney Island de Martí hasta cualquiera de los que vivieron aquí en los 80´s.

 • Adviertes algún tema recurrente entre los poetas y escritores hispanos residentes en Estados Unidos?

 –Ese, precisamente. El de saberse “Escritores hispanos, residentes en Estados Unidos” suele ser un elemento muy, quizás demasiado persistente. Es muy curioso. Por un lado, hay una generación para la que es evidente que la condición de extranjería rige su destino. Pero por otro, hay una generación más joven, que quizás se siente menos extranjera porque ciertamente, se sienten “menos” de cualquier lugar. Es un tema del que se ha hablado poco, pero hay gente a la que le cuesta menos el proceso de “emigrar” apartando las desgracias y obstáculos que muchas veces motivan esos viajes. Todo este cibermundo ha desdibujado fronteras y características. Estados Unidos es un país muy grande con zonas más propicias a la recepción de extranjeros que otras, es cierto. Pero me gustaría insistir en que cada vez veo más europeos, asiáticos y claro, compatriotas latinos que no sienten un especial shock por estar aquí. La Estatua de la Libertad no les parece más relevante que el Cristo Corcovado. Cada uno en su espacio y contexto. Algo que sí me gustaría acotar es que al menos en narrativa, hay un pulso muy rico de escritores que quieren escribir más allá del cliché tropical. Latinoamérica es mucho más que selvas, boleros y mosquitos.

 •Ser poeta es: no sé muy bien lo que es, pero me parecería bastante absurdo decir que es una profesión. Creo que quienes lo han sido (de los de verdad, los pocos) no han elegido serlo, por lo que hablaría de una condición. Hay una posibilidad de abordar, transformar el mundo, el universo, la existencia en versos, imágenes. A esa posibilidad atienden.

 •Un lugar poético es Nueva York es: cualquier lugar lo puede ser, esa idea del puente con flores es un lugar común mal digerido del romanticismo. Tildar de poético a un sitio suele apartarlo al rincón de lo cursi. Creo que el espacio más importante para mí en Nueva York, precisamente por no estar seducido por las alturas ni la ruina del asfalto es el Central Park. Que casi una tercera parte de Manhattan sea un parque es algo que da para pensar seriamente en las ciudades y en la ciudad como fenómeno civil.