BEDIA3©Por Glenda Galán

Todo conocedor de arte sabe que José Bedia es un gran artista, en eso no voy a invertir tinta, pues su obra es más que elocuente en ese sentido. Sí lo haré en contar sobre la magnífica experiencia de sentarme a charlar con él sobre su trayectoria artística y la búsqueda que genera su obra.

No voy a negar  que me produjo inquietud aquel encuentro, ya que solo habíamos hablado por unos minutos varios días antes al acordar la entrevista; sensación que fue desapareciendo a penas llegué a su hogar. Lo que iniciaba como una entrevista, se convertiría en una experiencia inolvidable que duró varias horas y una visita posterior a su estudio.

 Vamos por parte. Este señor me recibe con los brazos abiertos junto a las cientos de máscaras que forran las paredes de su casa y aunque su galerista, Lyle O. Reitzel había concretado el encuentro, quedé asombrada con la calidez de aquella bienvenida en la que claro está, no podía faltar la tacita de café.

Cubano de nacimiento, dominicano, mexicano y de muchas otras partes del mundo de corazón, este talentoso hombre se mezcla entre la gente para aprender de ella, experiencia que se transforma en alimento que se nutre su trabajo artístico.

Amante de los dominicanos, ha penetrado no solo en barrios y campos de nuestra isla, si no también en nuestra idiosincrasia, en nuestros excesos, nuestras virtudes y carencias. Tema neurálgico de esta entrevista en la que Bedia comparte hermosos recuerdos y experiencias vividas en República Dominicana.

Ya finalizado este encuentro, por una razón u otra, entre mudanzas y viajes, postergué la publicación de la entrevista, algo que entendí luego, pues como creyente de que nada es fortuito, tenía yo que encontrarme en el High Museum de Atlanta con una magnífica exposición de Wilfredo Lam, artista admirado por Bedia, para así disfrutar y entender mucho más a fondo el material que ahora comparto con los lectores de Dominicana en Miami y que sin lugar a duda nos revelan interesantes aspectos de uno de los mejores artistas latinoamericanos de nuestros tiempos. 

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• Me dices que Cuba es un lugar muy duro y tu te mueves de allí hacia ser un  inmigrante,  que es también muy duro. ¿Qué fue pasar de una dureza a otra dureza?

Son experiencias diferentes. Es una experiencia que en un momento dado convertí en parte del contenido de mi obra. Esa condición de ser una persona que está emigrando y que se tiene que mover a un ambiente que no es el propio y que está como acarreando con la cultura como una mochila. El bagaje cultural tanto el mío como el tuyo es lo que a uno le sirve para aplicarlo y hacer lectura de lo que uno se encuentra. Pero me siento mejor ahora que como me sentía en mi país, lamentablemente es mi país pero no me sentía cómodo,  había un ambiente de dureza social muy fuerte, de competencia muy fuerte a nivel ideológico, cosas que a mí  no me interesaban.

•Pasaste unos años en México, ¿qué trajiste de ese país como artista?

Yo traje muchas cosas. México es mi segundo país. Si yo tengo nostalgia de haber venido de un lugar, no es nisiquiera de Cuba, es de los tres años que yo pasé en México.

¿Porqué?

México es un país encantador, tiene un peso cultural que yo presentía antes de ir, pues me nutrí mucho de esa cultura, al punto de que algunos amigos mexicanos me decían “¡tu sabes más de nosotros que nosotros!”

Llegué en los ochenta, un momento en el que los artistas contemporáneos estaban más interesados en un arte internacional, ellos querían saber qué era lo que estaba pasando en Soho en esos años, ver lo que estaba pasando en el gran arte internacional en Estados Unidos y en Europa. A mí me parecía que México tenía un bagaje cultural tan grande que yo no paraba de asombrarme de que mucha gente no miraba eso. No sé si fue por el peso que tuvo para la cultura de ellos la presencia de Diego Rivera, Frida, Orozco, Siqueiros, que se basaron en la riqueza plástica de la cultura Mexicana. Para mí México fue un lugar impresionante y lo sigue siendo. Todo ese trabajo de siglos de cultura es como el peso de una piedra sobre una pirámide, no como nosotros en el Caribe. Lo de nosotros es más fluctuante es como una resaca que va y viene o se pierde y luego viene otra cosa, pero en general no dura, es efímero. En México la cultura perdura y yo respeto mucho eso. Me interesa mucho la cultura viva de un país, esa cultura de pueblo que es natural y está viva.

• Tu has investigado mucho sobre la cultura y la idiosincrasia del dominicano, ¿Qué has descubierto que te haya enamorado de esa isla?

La forma de ser del dominicano, siento que a pesar de que estamos tan cerca y somos caribeños, el dominicano tiene todavía para su bien una naturalidad y una candidez que no tiene el cubano. Creo que en general la gente de mi país está como maleada, producto de tantos años de frustración económica, política y de todo tipo. Yo me siento muy bien en Santo Domingo.

¿Cuál de las obras que realizaste inspirado en República Dominicana guardan un especial afecto para ti?

Algunas piezas que tienen que ver con la mujer dominicana, que son retratos de personas específicos que yo conocí y que conozco, pues mantengo relación con ellos. Y otras que tienen que ver con la idea de la mitología popular. Los temas del Bacá, la Ciguapa, todo el background de cultura afro caribeña y taina. Todo eso a mí me interesa.

• Vi una pieza tuya que llamó poderosamente mi atención titulada “Mis extensiones en Villa Consuelo”. Me llama la atención porque siendo cubano, has hablado a través de tu arte de temas muy dominicanos, que tal vez muchos dominicanos no lo perciben porque están acostumbrados a ellos. Háblame de esa pieza.

Esa pieza es testimonio de una muchacha que conozco. Se llama Viky, que como muchas mujeres dominicanas tiene obsesión con su pelo. Ella exigía ponerse sus extensiones de pelo en ese lugar, Villa Consuelo, un barrio humilde de la capital. De todo lo que se movía en torno a ella lograr ponerse esas extensiones de pelo natural. Lo qué implicaba para ella, a nivel social, tener esas extensiones, pues no solo es lucir mejor, es un estatus. Ella le dedicaba tiempo y dinero a eso.

Para mí, todo ese lenguaje popular y toda esa forma de ser es interesante, es un mundo que no conocía y que me sorprendió. He estado en esos lugares, estuve en esa peluquería. Yo me paso la vida escribiendo todos esos dichos populares, como “Hay más días que longaniza”, “Los carajitos comen más que lima nueva”… porque de alguna manera me van a funcionar en algún trabajo.

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Sobre su proceso de trabajo José Bedia comenta:

Yo hago una especie de antropología de campo, en la que me interesa mezclarme con la gente, aprender de las personas y reflejar eso. Por ejemplo, tu llegas a un lugar como Boca Marina y el que te recibe en la puerta tu no sabes si es un guachimán o un sicario, porque la diferencia de escopeta entre uno que te va a cuidar y el otro que es delincuente no es muy grande, Sin códigos que he ido descubriendo.

Otro ejemplo son los contrastes de un país chiquito, donde tu puedes ver un carro de último modelo que se encuentra en la 27 de febrero con un tipo sin piernas. De extrema movilidad y extrema tecnología a un tipo que a penas se puede mover extendiendo la mano para que le den algo. Esas cosas me conmueven.

• ¿Qué lugar de República Dominicana te llama la atención?

Samaná. La bahía de Samaná me encanta. La naturaleza es muy bonita, tanto del lado de Sabana de la Mar y de las Terrenas. Es un lugar a donde a ti se te va la vista en esa gran extensión de terreno. Allí hay cuevas, hay unas formaciones en el agua que parecen unas cabezas por el lado de Sabana de la Mar, que yo las he pintado. Son como unas pequeñas islas llenas de vegetación.

También hay arqueología, todos los años van las ballenas jorobadas, algo que eses fabuloso. Y la gente es encantadora, a mi me encanta.

• En ocasiones tu frecuentas lugares  peligrosos cuando estas trabajando,  no tienes miedo a nada? ¿Tienes una protección?

Puede ser, yo no pienso en eso, cuando voy al lugar que me interesa, no pienso en las consecuencias. A uno le puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar. Creo que el problema es como tu entras a los lugares y qué tipo de frecuencia llevas. Tienes que encontrar la frecuencia de ese lugar y moverte en ella. Mucha gente me pregunta, ¿qué tu haces en Guachupita o en Cristo Rey, eres loco?  Les respondo que me siento como pez en el agua. La gente me respeta, yo trato a todo el mundo bien, nunca me ha pasado nada. No solo en Santo Domingo, en México yo he estado en lugares que eson pura zona de narcos, en la sierra. En África, he dormido en la sabana. Yo no pienso en eso, yo voy pensando más bien en lo que voy a ver y eso es lo que me motiva.BEDIA4

• Es tanta la pasión que sientes por el arte que no reparas en eso.

Para mí el arte está relacionado con la experiencia de vida, si yo no voy a esos lugares y no encuentro esas cosas o no regreso con objetos, fotografías y notas, no tiene sentido. Esa idea del artista que está en una torre de marfil pensando en qué va a hacer en el estudio no va conmigo. Yo necesito el contacto con la realidad, con la gente y la comunidad. Yo visito esos lugares, pero no voy una vez, como decimos nosotros de “muerde y vine”. Yo vuelvo y establezco un vínculo. Incluso en algunos lugares yo he visto a gente crecer, desde niños que ya están casados y tienen hijos. A mi me gusta ver ese proceso porque son gente que tiene un ámbito cultural muy específico que no es estático y sin embargo, siguen manteniendo una coherencia y una conexión. Me gusta ver eso, gente que está aferrada a una tradición que los hace fuertes, que los hace sentirse como partes de un grupo, de un lenguaje, de una práctica.

¿Cuál es tu idea  de Dios?

Yo tengo una idea de Dios ecléctica. No profeso una religión específica. Conozco de muchas cosas y trato de encontrar una especie de sintonía o punto en común entre  esas cosas. Sí tengo una idea religiosa que es una especie de consciencia de que cualquier acto que uno realiza, está siendo observado por esa deidad. En base a eso trato de actuar lo mejor posible.

• ¿Qué significa para ti el nombre de Wilfredo Lam?

Lam es el maestro de la pintura cubana por excelencia. Y para mí es el primer artista que supo hacer la simbiosis perfecta de esas formas populares, naturales del cubano que vienen en muchos casos de África, y llevarlo al gran arte, a la gran pintura y hacerla internacional.

Empezó de una manera muy localista, podría haber sido un pintor cubano sin ninguna trascendencia, pero el proyectó ese localismo a nivel internacional, que es algo que mucha gente trata de hacer forzadamente,  y a él se le dio de una manera natural y sin pretensiones.

• ¿Estuviste cerca de él en el momento de su muerte?

Poco antes de morir. Dio la casualidad de que fue a Cuba ya enfermo en el año ochenta. Fue un año bastante malo porque fue el año del Mariel. El tenía todo el lado izquierdo paralizado por un derrame y estaba en un hospital. Entonces a un grupo de estudiantes se nos ocurrió ir a visitarlo. Íbamos todas las noches. Para nosotros eso era una cátedra en vivo con un señor que no se nos podía escapar…Eso lo digo en broma, en verdad él siempre estaba encantado de recibirnos, pues estaba solo.

Estaba siempre acostado y nos hablaba de su vida en París, de Picasso, de Bretón, de su colección de arte africano. Cuando eso yo no tenía ningún objeto de colección. El no lo sabía, pero yo quería ser como él.

Entonces le llevábamos trabajos, papelitos, bocetos y el con tremenda paciencia y con la mano derecha iba pasando una pila grande de trabajos, se detenía en cada uno y hacía comentarios, apartando los que le parecían buenos.

• ¿Cuánto duraron esos encuentros?

Meses…Una vez nos cogió con ir todos los días hasta que la enfermera nos botó.- dice entre risas.

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• ¿De dónde nace tu interés por las raices africanas?

Mi primer interés fue en el arte indígena. Lamentablementeablar de arte indígena en Cuba o Santo Domingo, es hablar de una cultura desaparecida. Es arte de nuestro pasado y es importante, pero era algo  inerte de alguna manera. Después de una especie de introspección con respecto a lo que a mí me interesaba, me doy cuenta que al lado de eso había una presencia africana viva y actuante en el traspatio de uno. Y yo me crié en un lugar de cultura negra, de gente humilde y de barrio, donde yo veía eso de cerca.

• ¿Qué es lo que más te maravilla de la cultura africana?

La búsqueda de una especie de energía vital que se compara en ciertas cosas con algunos aspectos de la cultura indígena. Lo que se busca es básicamente descubrir esas energías en la naturaleza y ponerlas frente a ti para unirlas a favor tuyo. Una acumulación de poder.

• ¿Qué color te gusta mucho?

Amarillo. Me hace un ben contraste con el negro. Lo uso en mi trabajo bastante. Es la luz, el sol. Lo que hace el paso a una oscuridad completa.

• Hablemos de Miami, ¿Qué piensas de lo que acontece en Wynwood?

Wynwood fue una promesa que yo creo que está decayendo ahora mismo. De hecho, algo sintomático que pasa allí es que las mejores galerías se están yendo, pues lo que en un momento fue la solución económica para galerías que no querían pagar un local en Coral Gables, porque los pecios subieron, se ha convertido en un área “Chic”. Wynwood pasó a ser también caro, lleno de unos murales de dudosa calidad. Me perdonas la expresión, pero para mí lo que están haciendo allí es atroz.

Wynwood se convirtió en una especie de Pachanga cultural los sábados de galerías, en los que nadie ve nada, nadie compra nada. Las galerías abrían y se les llenaba aquello de una especie de carnaval callejero. Algunas galerías empezaron a cerrar. No se que va a pasar allí, pues el área como tal no ha levantado, es un poco peligrosa y cuando pasan esos eventos se muere. Me parece que eso fue como un reflejo de lo que pasó en Nueva York, cuando la gente se fueron de Soho a Chelsea. Aquí trataron de hacer lo mismo pero no fructificó.

Otra cosa que pienso que ha influenciado es que los edificios que eran Warehouses con sus fachadas cerradas, no cambiaron su estructura. En Chelsea por ejemplo si se hizo un cambio. La gente hizo vidrieras, desde donde podías ver las exhibiciones. Una dinámica que no hay en Wynwood.

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• ¿Qué te ha dado Miami como ciudad?

Me ha dado mucho. Me han tratado muy bien aquí, no me puedo quejar. Desde que llegué siempre me han reconocido como un artista importante dentro de mi generación. He tenido la posibilidad de ser aceptado en proyectos importantes. Por ejemplo el Performance Art Center que me encargaron lo que es la decoración del teatro. Eso fue prácticamente llegando. Con tantos artistas que habían aquí antes y a pesar de mi “Broken English”. Para mi eso fue un espaldarazo muy grande.

• ¿En tu arte se refleja Miami?

No realmente. Yo vivo en Miami, es como un cuartel general donde yo trabajo. Pero mis intereses están centrados en otros lugares, que no son precisamente los muchos Miamis que hay.

• ¿Cuáles son esos “Miamis”?

“Miamis” hay muchos. Está el Miami de South Beach, todo ese ambiente hedonista, pueril, frívolo y festivo. Está el Little Haití, el Miami cubano… Puedo acercarme a esos lugares, pero no me pertenecen.

La tónica general de aquí es “We having fun”, pero a parte de todo eso algo más debe quedar.

• ¿Qué lugar de Miami es especial para ti?

Hay lugares que me gustan porque han logrado una dinámica muy especial, por ejemplo Little Haiti y todo lo que pasa alrededor del Centro Cultural Haitiano. Hay un ambiente lindo ahí, que es algo loable, pues han logrado hacer un centro cultural con tremenda dignidad, siento una comunidad muy humilde y a veces menospreciada. Me siento muy bien cuando voy allí, además del centro cultural, alrededor hay estudios de artistas, por ejemplo del de Duval Carrié que está al lado.

A parte hay varios lugares como restaurantes, que le están dando una dinámica diferente a esa área.

• A pesar de eso, ¿apuestas tú a Miami como un lugar donde se va progresando en el plano cultural?

Si, ha progresado desde que llegué en el año 93. Se han producido cambios sustanciales. De lo que encontré aquí a lo que hay ahora, la diferencia es de la noche al día. Por ejemplo el PAMM, eso es un museaso, que de seguro le va a dar un espaldarazo muy grande a la ciudad y la misma Art Basel. Pero tiene que haber más cosas que vayan mejorando el ambiente a nivel de que se le de más importancia a los artistas locales y que no todo sea un evento para recibir gente de afuera. Yo pienso que ahí sí estamos todavía medio cojos. Se debe dar más importancia a lo que se está gestando aquí en el arte y la proyección de eso a nivel del público. Miami en un centro de arte importante y que los artistas de Miami son gente de valor.

• ¿Hay muchos artistas residentes en la ciudad a los que consideras buenos?

Sí, muchos. Americanos y latinoamericanos. Y a veces se pasan por alto precisamente por estar aquí como ciudadanos comunes, pero hay mucho talento aquí, y a veces no se les aprecia como es debido.

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• ¿Qué estas trabajando ahora?

Estoy trabajando unos cuadros en los que estoy incorporando unos objetos que encontré en mi viaje a Laos y Tailandia, son bordados y cosas de las tribus de las montañas que me interesaron. Algo muy hermoso que tienen que ver con toda una iconografía de gente de montaña, que lo puedes encontrar lo mismo en Perú, en Europa o allí en Taos & Tailandia. Es algo nuevo en mi trabajo que voy incorporando aún tímidamente, algo ambiguo, que está como puesto a la fuerza pero a la vez se integra. Es como un aplique dentro de mi trabajo.

• ¿Si no fueras pintor, qué otra actividad te gustaría realizar?

Antropología. Me gusta ir a las comunidades, conocer la gente, empaparme de lo que pasa y participar en la medida que me lo permitan.

• Una palabra que te gusta.

Obsesión. El arte es una obsesión y creo que uno debería tomarlo todo de manera obsesiva, en el buen sentido de la palabra. Tanto el arte como el amor, la relaciones y la responsabilidad.