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Por GG

Luego de ser publicado por Editorial Media Isla, recibí la agradable noticia de que el Doctor en Letras Rey Andujar, había tomado de su tiempo para hacer algunas observaciones sobre Mar de Fugas, mi primer libro y que Frank Báez, ganador del Premio Nacional de Poesía Salomé Ureña 2009, también había hecho sus comentarios sobre la obra.

Para mí, estos años que han transcurrido luego de ese parto literario,  han sido un período maravilloso, en el que tantos colegas y amantes de la lectura han tomado en cuenta ese trabajo, que empezó a forjarse en el vagón de un  tren rumbo a New York, la ciudad que amo.

Un trayecto que me ha brindado el placer de conocer a interesantes personas, y me ha impregnado un gran respeto hacia el oficio de escribir, al punto de conducirme de nuevo a las aulas de una universidad en la bella Barcelona, luego de haber jurado no volver a estudiar jamás. Y

Un recorrido que también me han permitido construir un puente con ese lector al que no trato de complacer cuando escribo, pero que me complace cuando es atrapado por mis historias o mi poesía.

Gracias René Rodríguez, Frank Báez y  Rey Andújar por tomarse el tiempo de leerme y de compartir sus apreciaciones sobre Mar de fugas de manera escrita.

Fast mode {El cuento y la moralidad en «Mar de fugas»} 

Por Rey Andújar

Mar de fugas, es el jardín flotante visto desde el otro lado de la malla ciclónica; el exceso de color que permite el Caribe.

El chiste es el cuento sin moral y para que funcione el otro debe quedar mal parado. La trama no es misericordiosa y el resultado del conflicto nunca es equilibrado ni empate: quien encarna el motivo de la chanza siempre queda damnificado. Es esta una de las premisas de la primera colección de Glenda Galán. Lo que empieza como humilde sublevación del ejercicio literario “dirijo mis afectos hacia algo que yo pueda manejar, que no me abandone nunca […] la poesía.”, se va transformando en broma pesada.

La voz utiliza tono y sabor de la crónica para contar, lo cual no es casual ya que es a partir de la crónica que el sujeto isleño tiene conciencia de lo narrativo. Por Caribe se entiende tránsito y esto queda plasmado en el cuidadoso spanglish y fonemas coloquiales que conforman los textos. El colorido de las estampas que retratan lo vernáculo en el cuento “Dominican Way” hace pensar en estas historias como un cuadro de costumbres. No hay nostalgia aparente en este complejo de cualidades; la voz narrativa se ríe de la paja ajena consciente de la viga en el ojo propio.

En más de una vez Galán deja ver su fascinación por Cortázar; de manera evidente en el “Querer correspondido” [que lleva epígrafe y cita incluida] y de manera solapada en cuanto a lo fantástico: uno de los mejores cuentos, “Amistad circunstancial”, el personaje comparte protagonismo con una araña, lo que recuerda a la hormiga del cuento corto “No, no y no”, del escritor argentino. Hay que tener cuidado con esos homenajes a partir de la literatura ya que se corre el riesgo de ser obvio.

Los personajes de estas historias tienen la (mala)suerte de vivir en un trajín constante, quizás por esta razón sus expresiones son tan breves, por la prisa del trayecto. Este libro es un diario abierto, apertura que se da gracias a la ficción [naturaleza del género]; parecen confidencias pero son cuentos, ya que predomina en estos escritos lo fantástico, dado tanto por los temas como por el lenguaje. Las historias son pequeños anillos: la trama siempre regresa a morderse la cola. Mis cuentos preferidos son en los que la escritora se limita a contar con una jovialidad que añade; en contadas ocasiones plantea un desafío a las fronteras entre géneros, lo cual resume en cierta confusión. Entiendo que Galán bien podría seguir explorando llanamente el contar, que se le da muy bien, ya que el mismo hábito llama a la destreza y luego, a la experimentación. Mar de fugas, es el jardín flotante visto desde el otro lado de la malla ciclónica; el exceso de color que permite el Caribe. 

Fuente: Media Isla

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Sobre Mar de fugas

Por Frank Báez

De acuerdo al académico Arturo Victoriano, la diáspora es ya un género en la literatura dominicana actual. Tan sólo la cantidad de novelas, poemarios y cuentos que se publican en el exterior y que se basan en el desarraigo, la nostalgia y el exilio dominicano, respaldan este comentario. No obstante, a pesar de esta realidad, hay una serie de literatos que desestiman este género. Quizás se deba a lo complicado que resulta conceptualizarlo.

Es lo mismo que ocurre con el resto de los géneros, cada vez que llegamos a una clasificación, hay una nueva publicación de un autor inesperado que la contradice y que lleva a repensarlo todo. Esto es lo que me pasa cuando leo Mar de Fugas, el primer libro de Glenda Galán, compuesto de quince relatos, ambientados en gran parte en los Estados Unidos. De entrada, digo que no se me asemeja en nada a otros textos relacionados con la diáspora que he leído. ¿Es o no es   un libro de la diáspora? En primer lugar, no habla sobre la nostalgia ni el exilio.

En la página 28 escribe “No miro para atrás por miedo a sentir algo.” Tampoco es un libro que pretende ser la voz de una comunidad. El libro más bien versa sobre la cotidianidad de una serie de mujeres dominicanas emigrantes en los Estados Unidos que empiezan a replantearse su vida. Así vemos que cuento tras cuento estas mujeres se van transformando bajo el influjo de ciudades, de amantes y de la literatura. A diferencia de otros textos acerca de la diáspora, sobre todo aquellos que se refieren a aspectos de nuestra memoria histórica, Glenda Galán parece escribir con su memoria mediata.

Por supuesto, hay viajes de vuelta a Santo Domingo y hasta remembranzas familiares, pero no hay en ninguno de estos una búsqueda directa de historias grandilocuentes ni nada parecido, ya que resultaría redundante, puesto que el mismo accionar de estas mujeres refiere de por sí una tradición de represión.

Vuelvo e insisto: no me recuerda a ningún texto escrito sobre la diáspora. Pero sí me recuerda a ciertos cuentos de Jeannette Miller. Especialmente, cuando se refiere a esos personajes femeninos que se encuentran en una encrucijada y están dispuestos a olvidar para bien o para mal. Porque quizás el material del que se encuentran hechos estos cuentos no está en el pasado, sino en el futuro.

Quizás por esto el título de Mar de Fugas. Lo que me lleva a pensar en una imagen que veo cada mañana cuando paso cerca de la Dirección General de Pasaportes que está ubicada en el Centro de los Héroes, casi esquina George Washington.

Me refiero a ciertas mujeres, quienes supongo acaban de recibir su pasaporte y que cruzan la George Washington y se detienen en el malecón, dándole la espalda a la ciudad, sosteniendo con una mano la cartera y la otra usándola como visera para ver el mar y sobre todo el horizonte que cada vez se vuelve más huidizo para ellas. Duran un largo rato mirando hacia allá hasta que cruzan la avenida y vuelven a sus cotidianidades y a su pasado.

rey