burbujas

Por Denisse Español 

En el preciso momento en que una burbuja de jabón bajaba por mi pierna,  se dibujó tu cara allí, en la burbuja. Y fue el recuerdo de tu rostro que advirtió el agua quemando mi piel.

Llegó abrupto, sin la delicadeza que este momento de paz amerita. Sabiendo que está prohibido pensarte, que las reglas están establecidas. Intento crear una metodología para borrar tu rastro intermitente, aun así, rondas derribando los mandatos de la cordura.

Aunque suceda a menudo, catalogo de extraño el descubrirte en mi cabeza, cuando los motivos son tan escasos. Un solo motivo, sofocante.

La última vez que te vi se abrió una puerta. Aunque poco hayamos hablado en esta larga vida,  aunque el pensamiento testarudo se vaya diluyendo por nuestras actitudes de negación y mis eternos complejos maternales,  hubo un instante, poco descifrable en el fuimos capaces de descubrir como se formaba una tormenta en el techo del salón, el momento en que escuchamos el grito cóncavo que provocan nuestras presencias en un mismo espacio.

El deseo se lee en la piel, aunque intente ser ocultado, estamos más que descubiertos. Ya ha sucedido, dos desconocidos en el tumulto, como dos libros abiertos, llenos de una sola palabra. Por mi parte, he visto la intención en el centro de tus pupilas, aunque no me atreva a mirarlas fijamente.

No debiste hacerme saber que tus ojos se han posado sobre mi cuerpo. En todos los días de conocernos, nos limitábamos a saludarnos, un simple hola en el súper a lo lejos. Entonces, quisiera saber,  por qué lo dijiste, por qué decidiste ser osado aquel día. La respuesta es más sencilla de lo que parece, lo habías leído también en mí. Pero no advertiste el peligro, con tus palabras se abrió el portal por el cuál nunca hemos pasado y ahora estamos muertos de miedo, frente a un himen que espera ser roto.

Morimos por cerrarla, por volver a no sentir y dejar de ser dos animales hambrientos. El deseo ha borrado nuestra humanidad, somos dos pedazos de carne en movimiento… Sabemos que no es eso lo que somos, sabemos que somos mucho más, pero a quién engañamos, no queremos enterarnos, no deseamos descubrir que tenemos también alma… Nunca debiste mostrarme tus manos.

Las gotas se escurrían por mi cuerpo, el sonido del agua se cocía paulatinamente en mis oídos.

 

Denisse Español