cuerv

Por Jimmy Valdez.

Sin atención a la ciega virginidad de un público parapléjico, descosido monasterio en plena anunciación excelsa, almena sobre la que me alzo como un enjambre, ronco de latidos, para gritarte dentro, desde el sepulcro: levántate de la yerta curvatura!

No más lluvias astilladas, no más vestigios del acunado espanto al acecho; su nudo abismal, aniquilador de primaveras, esculpido en el bronce de las edades se ha podrido, los cuervos ya no se posan en sus torzales.