A cambio de que respires y que resulte más barata la fiesta, dejo la casa en su mismo idioma de perezas y colapsos refritos de una tragicomedia; aunque inevitablemente heredes el postulado arquitectónico de los muebles, la cama en su desacertado modo de meteduras de patas, la pregunta vecina sobre el retrato de todos, el que ya no está y que habrás tirado junto a las cosas como si fuese ese borrador sin juicio, oneroso y complejo con el que yo pretendiese darle la patada en el culo a Cervantes.

A cambio de que te dejes de los proyectos magnicidas, la elaboración de alguna excusa, sus esquemas, dejo el presupuesto de los días por venir y esto último será lo innegociable; por cierto, me quedaré con las llaves, subir por la escalera de incendios, en el caso de querer hacerlo en búsqueda de las cosas que posiblemente olvide, no te haría gracia.