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Por Ramón Saba

Mario Lebrón Saviñón ació en Santo Domingo el 3 agosto de 1922.

Ensayista, poeta, escritor, humanista, catedrático y médico, creador del movimiento literario poesía sorprendida, y quien fuere durante años la principal figura de la Academia Dominicana de la Lengua y fundador del Instituto Duartiano. Se recibió de médico en la Universidad de Santo Domingo en 1946 y en 1949 se especializó en pediatría en Buenos Aires, Argentina. Dirigió el hospital de Prevención Social de Santo Domingo y trabajó en la Secretaría de Estado de Salud, en el hospital Ramfis, en el Padre Billini y en varios dispensarios médicos del país. Paralelamente al ejercicio de la medicina fue Director de Publicaciones de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña y profesor de medicina de esta Universidad y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Entre los numerosos reconocimientos que ha recibido están: Orden de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Comendador, el Caonabo de Oro en 1988, el premio Vasconcelos, otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista de México (1992), y el Premio Nacional de Literatura (1999), máximo galardón de las letras otorgado en la República Dominicana, y fue el único dominicano en alcanzar ser el orador del premio Príncipe de Asturias, escogido por el príncipe Felipe de Borbón y Grecia.

De su vasto haber bibliográfico podemos mencionar los poemarios Triálogo: poesía a tres voces; Infinitéstica y Cosmohombre ( Todos en colaboración con Alberto Baeza Flores y Domingo Moreno Jimenes ). En teatro Sonámbulo sin sueños y sus magníficos ensayos Luces bajo el trópico; Cartas de un joven médico a un profano; Historia de la cultura dominicana (una de las más ambiciosas en su género en República Dominicana); Juan Pablo Duarte; Trinitaria; Pediatría en la literatura dominicana; Heroísmo e identidad: Duarte, liberador romántico y poeta; Cultura y patología y Santo Domingo en la vida de José Martí.

El Doctor Mariano Lebrón Saviñón es, sin lugar a dudas, un ejemplo a imitar, hombre de vastísima cultura, humilde de corazón y acciones, además de poseer una notable sencillez. En lo particular no sólo admiro al humanista hombre de letras que es don Mariano, sino que además le agradezco infinitamente haberme honrado prologando el segundo de mis libros Música de Septiembre.

El realizador gráfico y poeta reflexivo Fernely Lebrón admite que “mi valoración para don Mariano Lebrón Saviñón es tanta, que mi libro Canto Triste por Haití  (obra multilingüe, basado en un poema solidario con el pueblo haitiano por lo del fatídico terremoto de 2010), fue dedicado a este dominicano de estatura universal. Adjunto la dedicatoria bilingüe, tal como aparece en la página 9 de mi obra: A Don Mariano Lebrón Saviñón, humanista dominicano. Creador del movimiento literario Poesía Sorprendida. Presidente de la Academia Dominicana de la Lengua (1984–2006). Premio Nacional de Literatura 1999. Único dominicano en haber alcanzar el mérito de ser orador del Premio Príncipe de Asturias, escogido por el príncipe Felipe de Borbón y Grecia.”

 Por su parte, el escritor Pedro Camilo confiesa que “conocí a Mariano Lebrón Saviñón cuando fue mi profesor de Historia de la Medicina en la UNPHU, y recuerdo que sus clases eran esperadas por todos los estudiantes de Medicina: la dicción perfecta, la información precisa y esa humildad que lo engrandece mantenían al auditorio concentrado, atento al sosegado fluir de su sapiencia. Años después, en el Grupo Literario del Cibao, conocí acerca de la calidad de su poesía a través de los comentarios que realizaba Freddy Gatón Arce, compañero de poesía sorprendida de Don Mariano.

Y para terminar, el poeta Tomás Castro Burdiez nos dice que “Don Mariano es un gran ser humano, buen intelectual y duartiano a carta cabal. Compilé junto a él la obra Los capítulos más bellos de el Quijote, la cual estableció récord de venta en la feria internacional del libro Santo Domingo 2005.”

 Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS con un poema de Mariano Lebrón Saviñón:

Fuego en el Río

Tierra, libres caminos para el hombre.

Trópico libre amor, para el camino.

Trópico nunca dicho por tu nombre.

Sigue cantando en tu tambor sin gentes,

sigue, sigue feliz, yo te adivino,

en tu callado amor resplandeciente.

La sangre está corriendo por tus montes,

la sangre se estremece en tu pradera,

mancha, cubre, se inclina en tu horizonte,

con un silencio vivo de pantera.

Sube la sangre, gime, el río crece,

se va al cielo, lo roba, lo transforma.

Invade el caimital, va, lo estremece.

Va al flamboyán para encontrar su forma.

Chisporrotea en tu árbol, va a las venas,

corre por las heridas de la arena,

el fuego va a la sangre, corre al río;

el hombre muere, surge, grita, salta,

la sangre; el fuego corre vivo, asalta.

Sangre, fuego de amor, trópico mío.

 

saba